"Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra Independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque más no hemos podido" - JUAN MANUEL DE ROSAS

viernes, 17 de julio de 2009

Rosas y los Derechos Existenciales

¿RESPETÓ ROSAS LOS DERECHOS EXISTENCIALES?
por Sandro Olaza Pallero


“Las circunstancias
durante los años de mi administración
fueron siempre extraordinarias,
y no es justo que durante ellas se me juzgue
como en tiempos tranquilos y serenos.”

Juan Manuel de Rosas

1. Introducción

En diciembre de 1829, cuando Rosas asumió por primera vez el gobierno de la provincia de Buenos Aires, algunas de las 13 provincias habían sancionado ya constituciones “escritas”, lo que revela que ese proceso tenía vida incipiente en nuestro país aun cuando todavía no se había impuesto en el mundo.
Siempre fue partidario de dar legitimidad a sus nombramientos como gobernador, y si en 1835 exigirá un plebiscito, en 1829 será designado por convocatoria de la Legislatura disuelta por el “golpe” de Lavalle, que entonces “restaura” la ley (1). Era de ideas federales por su desprecio a los unitarios más que por aceptar los principios exitosamente utilizados en el norte de América. Por otra parte, jamás fue partidario de puebladas ni desórdenes, salvo las que él mismo organizaría y controlaría, como lo expresase en una proclama anterior a su primer gobierno: “¡Odio eterno a los tumultos, amor al orden, fidelidad a los juramentos, obediencia a las autoridades constituidas!”. En 1835 el asesinato de Quiroga conmociona al país entero y Rosas vuelve al gobierno después de asegurarse el ejercicio de la suma del poder mediante un plebiscito. Durante su larga gestión establecerá una fórmula pragmática, sin normas escritas, que probablemente es la máxima concesión que puede hacer Buenos Aires, en ese entonces, a las exigencias del resto del país (2). Las provincias aspiraban a constituir un Estado nacional que les permitiera una razonable participación en las rentas generales; y a que se estableciera una política económica defensora de sus producciones (3). Se escribió y se enseñó una “historia” que se resumía en la independencia de España para dictar una constitución y luchar cuarenta años contra los tiranos para lograrla (4). Tal vez ninguna prueba sea más elocuente de la obra constitucional del Restaurador que el Pacto Federal de 1831.
Los detractores de los caudillos han dicho que sus gobiernos significaban la barbarie (5).
Si precisamos qué es “barbarie”, nos encontramos con que eran bárbaros porque eran obstinadamente argentinos. En origen, “bárbaro” significaba foráneo, extranjero, parlante de una lengua extraña.
Los idiomas no helénicos sonaban a los griegos como barboteos de palabras incoherentes, de sonidos repetidos: “bar-bar”; y denominaron “barbaroi” a quienes no hablaban griego (6).
Es importante que no nos olvidemos que la palabra “civilización” viene de civis, ciudad. Civilizados son entonces los que defienden esa ciudad. Y bárbaros los extranjeros que la atacan. A partir de esta premisa, consideraremos argentino a quien defiende su terruño y bárbaro a aquel que lo combate (7).

2. Rosas y la incorporación de los sectores populares:
el gaucho, el indio, el negro.










“La Barbarie, siendo gaucha, y puesto que iba a caballo, era más argentina, era más nuestra”, afirmó Ricardo Rojas en el año 1909.
El secreto del “vigor gigantesco de su poder actual”, no es otro que su representatividad: el ser la expresión de su pueblo –decía Alberdi- en el estado actual de su desarrollo.
José Hernández, que vivió el ocaso del gobierno de Rosas, hace que su Martín Fierro evoque con nostalgia aquel tiempo: (…) Yo he conocido esta tierra/ en que el paisano vivía,/ y su ranchito tenía/ y sus hijos y su mujer…/ Era una delicia el ver/ cómo pasaba los días (8).
La Constitución sancionada por el Congreso General Constituyente de 1824-1827, bajo el gobierno de Rivadavia, excluía como ciudadanos: “el domestico a sueldo, jornalero, soldado, notoriamente vago o legalmente procesado en causa criminal en que pueda resultarle pena aflictiva o infamante.”
Por ese entonces, Dorrego exclamó: “Hay en la campaña apenas hombres que sepan escribir. ¿Más por eso se les ha de excluir de este derecho?” Rosas si no formó el alma criolla, es indudable que la conservó, la encauzó y la enriqueció (9). A diferencia de otros políticos, Rosas tenía sensibilidad por los marginales, como se evidencia en la correspondencia que en 1833, en plena Campaña del Desierto, mantenía con su mujer Encarnación, que le cuidaba las espaldas en Buenos Aires: “Ya has visto lo que vale la amistad de los pobres y por ello cuánto importa sostenerla y no perder medios para atraer y cautivar voluntades. Digo lo mismo respecto a las madres y mujeres de los pardos y morenos que son fieles.”
¿Cómo es esta sociedad creada por él? Ante todo es una sociedad democrática. En efecto, al negro Macedonio Barbarin, nacido en Africa, lo hace sargento mayor y luego coronel.
Nunca se demostró que Rosas tuviese esclavos africanos en sus haciendas, como divulgarán sus detractores que entonces y ahora se esfuerzan por caracterizarlo como un depravado sangriento sin tener en cuenta los condicionantes personales, políticos y socioeconómicos de su gobierno (10).
Los hechos demuestran que el tipo de su gobierno se adelantó a las “ideas del siglo”.
O sea, en palabras actuales, había sido un gobernante progresista y popular (11).
Rosas respetaba a los negros, y una mujer de esa etnia, Gregoria, fue distinguida,, hecho excepcional en una sociedad rígida y discriminatoria, como madrina de uno de sus hijos, fallecido al poco tiempo de nacer (12).
El unitarismo consideraba al Partido Federal como la rebelión de las masas y lo combatían en nombre de “los principios” y la “gente decente”. El gobernador regularmente asistía a los “candombes” de los negros y no era infrecuente verlo bailar con alguna negra. Después de Caseros –afirma Gálvez- “en el campo se acabó la felicidad. Los gauchos, por haberle sido fieles, son maltratados y perseguidos por las nuevas autoridades” (13). En el cuadro social de la época, los indígenas ocupaban un lugar importante en la política rosista.
Ante una epidemia de viruela que diezmaba a las poblaciones indígenas, y considerando estos últimos a la vacuna como un gualicho, Rosas tuvo que acudir a un procedimiento para que los indios aceptaran el medicamento. En presencia de varios caciques importantes mostró la herida y la protuberancia consiguiente, desnudando su brazo y exhibiéndolo ante ellos. Después de comprobar que el mismo Rosas se sometía a la vacuna recién entonces consintieron (14). Cuando en 1835 Rosas llega por segunda vez al gobierno y con la suma del poder, los indios pampas de regreso a los pagos de Azul y Tapalquén festejaron el nombramiento.

3.Rosas y la libertad religiosa

En 1827 la comunidad inglesa solicita la donación de un pedazo de tierra para la edificación de una iglesia (15).
El templo anglicano de San Juan Bautista fue comenzado el 5 de mayo de 1830 y terminado un año y un día después, en un bello estilo griego, el ùnico de ese estilo entonces en la ciudad.
Mac Cann dice que costó casi cuatro mil libras, de las que la mitad fueron aporte oficial del gobierno de Rosas y la mitad de la congregación local. En el templo solían darse conciertos que eran anunciados en “La Gaceta Mercantil” y “The British Packet”; asistía lo mejor de la sociedad porteña, inclusive miembros de la familia del Restaurador, algunas de cuyas niñas se casaron con súbditos británicos (16). También la colectividad escocesa comienza la construcción de otro templo bajo la advocación de San Andrés, demolido en 1893. Según el periódico “Nacional” (1841): “En la ciudad y la campaña habitan 16.500 ingleses, 4.000 norteamericanos y 2.300 escoceses. Entre los ingleses se destacan: Harrat, Sheridan, Thwaites, Hannah, Stergman y Looyd Halsey” (17).
Recordemos que con motivo de la usurpación británica de las islas Malvinas producida en 1833, se creó una situación difícil en las relaciones argentinas con Inglaterra.
Muchos federales, enojados por la ofensa a la soberanía nacional, solicitaron la derogación del tratado de amistad con Gran Bretaña de 1825, idea que no disgustó a Rosas aunque luego desechó.
En tiempos del bloqueo francés (1838-1840), y a pesar de su política neutral formal, gestionó Inglaterra la terminación del conflicto en defensa de sus intereses comerciales (18). La inauguración del templo escocés se efectuó el 2 de mayo de 1833, a dos semanas de la asunción del mando por parte de Rosas. El gobernador mediante algunas concesiones extraordinarias al comercio y a los residentes ingleses, consiguió atraer a su partido a toda la colectividad británica de ambas márgenes del Plata, como asimismo a la opinión pública del Reino Unido (19).
La inauguración de la iglesia presbiteriana escocesa fue aprovechada para presentarla como una demostración de libertad, y entre los presentes estaban nada menos que Felipe Arana, Tomás Guido, Angel Pacheco y Manuel García, que pronunció un discurso, quien recordó que había sido uno de los firmantes del tratado de 1825 y declaró que “en este país el hombre puede adorar a su Dios con la misma libertad con que puede elevar sus ojos al cielo.”
El religioso norteamericano Juan Dempster proseguía con bastantes dificultades el trabajo en la Iglesia Metodista, debido a lo reducido del grupo, por lo cual volvió a Estados Unidos en 1842.
El 8 de enero de 1843 se inaugura la primera capilla metodista de Sudamérica.
En cierta ocasión, se entonó el oratorio “La Creación” de Haydn. Entre la concurrencia estaba Manuelita Rosas, su tía, esposa del general Mansilla y los cónsules de Francia y Cerdeña (20). La comunidad británica siempre fue partidaria del Restaurador.
Hudson dice: “Entre sus admiradores figuraban la mayor parte de los ingleses residentes en el país. Mi padre pertenecía a ese número.”
Lo considera a su padre un “admirador ferviente de Rosas un rosista crudo, como se llamaba a sus partidarios.” En su campo tiene en la sala un retrato de Rosas, y al hijo le ha enseñado que es “el hombre más grande del país” (21). Un sacerdote irlandés, Antonio Fahy, que ha recorrido la campaña rancho por rancho y es una especie de santo, publica por esos días una carta defendiendo a Rosas de los ataques que le ha hecho una revista de Dublin. Declara que lo hace por obligaciòn de conciencia y por agradecimiento al país (22).

4. Rosas y el terror

El terror fue preconizado por igual por federales y unitarios, como instrumento necesario para asegurar la victoria de la propia causa.
En efecto, la revolución que acabó con el gobierno de Dorrego (1828), preconiza el terror matando a varios millares de gauchos. Del Carril aconseja a Lavalle en su carta del 20 de diciembre: “...Si usted pudiera...dar la mano a todos los paisanos y rascarles la espalda con el lomo del cuchillo, haría usted una gran cosa...” (23).
Los oficiales unitarios Estomba y Rauch se destacan en las crueles represiones, y sus víctimas se acercan al millar. Con razón afirma Montezanti: “El terrorismo está indisolublemente unido al poder, salvo supuestos teratológicos –psicológicos o sociales- ...Está ligado en cuanto se lo utiliza, ora para asaltar el poder y apoderarse de él, ora para defenderlo desde él mismo” (24).
“En este caso –sigue diciendo Montezanti- el terrorismo puede ser usado institucionalmente echando mano de los organismos estables del Estado, como la Policía y la Justicia...”
“Es preciso emplear el terror para triunfar en la guerra. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos.”
Este implacable programa de acción fue adoptado en 1840 por la denominada “Comisión Argentina”, organizada en Chile para combatir contra Rosas, por Domingo Faustino Sarmiento, Juan Gregorio Las Heras, José Calle, Domingo Oro y otros emigrados. Marco M. Avellaneda será decapitado en Tucumán el 3 de octubre de 1841, según lo explica Oribe a Rosas, por ser “cómplice y uno de los promotores del horrible asesinato perpetrado en la persona del Excmo. Señor general don Alejandro Heredia, además de otros muchos crímenes.” Rivera Indarte, en sus “Tablas de Sangre”, consiguió millares de muertes como asesinatos, atribuyéndolos a Rosas. Esta obra constituye un relato grotesco de este periodista, quien años atrás ensalzara a Rosas y ahora es su injuriador. Hasta hoy perdura la influencia del monumento de infamias que son las “Tablas de Sangre” (25).
La dictadura de Rosas es meramente política y no autoritaria, y se destaca de otras dictaduras americanas en que fue creada antes de ser nombrado Rosas gobernador (26).
El caso de Camila O’Gorman se presta para la nota lacrimosa sobre los horrores de la tiranía de Rosas (27).
Es un caso verdadero, exactísimo; pero no fue un hecho político, sino de dura y estricta aplicación de la ley vigente: las Partidas. Rosas aplicó la pena capital mencionada en dicha legislación.
Rosas asumió la plena responsabilidad de la completa responsabilidad de sus actos de gobierno (28). Muchos años después afirmó: “Mientras presidí el gobierno de Buenos Aires con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia. Soy, pues, el único responsable de todos mis actos, de mis hechos buenos como de los malos, de mis errores como de mis aciertos” (06-03-77).

5. Rosas y la participación de las mujeres






Rosas fue el primer político que dio participación activa a la mujer (29), y naturalmente, nunca se ha negado, en la historiografía argentina, la influencia femenina.
“¡Inmensa popularidad la de Rosas!” –nos dice Gálvez- y más adelante agrega: “Las mujeres son tan entusiastas por Rosas, acaso por razón de su extraña belleza y de su enérgico carácter, como los más fieles federales” (30).
Durante el siglo XIX, las mujeres se destacaron en la política y asuntos públicos, trabajando en general con los hombres de la familia o para ellos, como en el caso de doña Encarnación Escurra a favor de su marido, Juan Manuel de Rosas. Encarnación va a tener papel destacado en la llamada Revolución de los Restauradores (1833).
Mientras Rosas realiza su Campaña al Desierto, su mujer lo mantiene al tanto de los sucesos en la capital (31).
Los acontecimientos y la ausencia de Rosas lo han convertido en un caudillo. Sin duda Encarnación tiene aptitudes para la política (32).
La hija de Rosas, Manuelita, también será un apoyo fundamental para su padre (33). Haría de primera dama y desempeñó tareas de seducción en beneficio de estrategias de su padre. Así lo hizo con los embajadores Mandeville y barón Howden (34). Encarnación Escurra, también comprendía a los sectores populares, asimismo transcurrió los primeros años de su matrimonio en las estancias de su marido. Cabe destacar que durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas, surgió la primera periodista argentina.
Su nombre era Petrona Rosende de Sierra, fundó y dirigió “La Aljaba. Dedicada al bello sexo Argentino”, periódico que principió el 16 de noviembre de 1830 y finalizó el 4 de enero de 1831.
La educación femenina, la religión, la felicidad de las damas dentro de la órbita del deber, el auspicio de la beneficencia eran sus objetivos inmediatos (35). En el mismo año de 1830, la opinión femenina, o atribuida a la mujer, tuvo en la capital otras manifestaciones.
Por ejemplo en “La Gaceta” (jueves 29 de julio), donde aparece el personaje de “Casiana, la modista”, con aparente ingenuidad y oculta intención política (36).
El historiador Carlos Correa Luna sostuvo la opinión de que la mujer de Rosas tomó parte activa en la política antes de que los sucesos de 1833 revelaran sus condiciones extraordinarias para la movilización de las masas.
Hay otras mujeres destacadas en el grupo federal: además de la Pepa Escurra (hermana de Encarnación), está la mujer de Garretón, y la señora de Manuel Corvalán (37).


6. Conclusiones


La sociedad rosista fue democrática, analizando los tiempos y mentalidad de la época.
La separación entre las clases ha alcanzado el mínimo posible. En ciertas fiestas, damas de alcurnia alternan con personas de la clase media y del pueblo.
La objetividad consiste en estudiar el tema histórico sin prejuicios, con el anhelo de encontrar la verdad.
Rosas establece la igualdad, toda la igualdad posible. Y no cabe duda de que Rosas gobierna con el pueblo y lo representa.

Notas

1) Precedentes de las “facultades extraordinarias” concedidas a Rosas serán las “facultades omnímodas” otorgadas al gobernador Ramos Mexía en 1820, aunque limitadas en su reglamento; las “amplias facultades” que se dieron al gobernador Martín Rodríguez en el mismo año; y las facultades extraordinarias dadas al gobernador Viamonte en 1829.
2) FELIX LUNA, Buenos Aires y el país, Círculo de Lectores, Bs. As., 1984, p. 78.
3) Ídem.
4) JOSE MARIA ROSA, El revisionismo responde, Pampa y Cielo, Bs. As., 1964, p. 15.
5) Ídem., p. 28.
6) ANTONIO PEREZ AMUCHASTEGUI, Crónica histórica argentina, Codex, T. IV, Bs. As., 1979, p. LXXXIX.
7) JOSE MARIA ROSA, La historia de nuestro pueblo, Video, Bs. As., T. I, p. 2.
8) ¿Pero quién es y qué es Martín Fierro? Fierro es ante todo y sobre todo un símbolo argentino. Es un superego multitudinario. Si el Cid Campeador o Don Quijote representan “de algún modo” al español, Martín Fierro es el pueblo (SALVADOR FERLA, Historia argentina con drama y humor, Granica, Buenos Aires, 1975, p. 316).
9) Rosas tenía un estrecho contacto con la clase popular: los gauchos, que constituían su peonada, como así también con los indios, vendedores ambulantes, desertores, cuatreros, etc., que habitaban los alrededores (PACHO O’DONNELL, Juan Manuel de Rosas. El maldito de nuestra historia oficial, Planeta, Buenos Aires, 2001, p. 57).
10) Ídem., p. 100.
11) JOSE MARIA ROSA, El revisionismo...p. 160.
12) PACHO O’DONNELL, op. cit., p. 100.
13) MANUEL GALVEZ, Vida de Juan Manuel de Rosas, Edit. Heliasta S.R.L., Bs. As., 1991, p. 522.
14) JORGE O. SULE, Rosas y la problemática del indio, Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, 1996, p. 59.
15) El 19 de febrero de 1825 se firmó en Buenos Aires el tratado de amistad y comercio con Gran Bretaña, por el cual de hecho esta nación reconocía nuestra independencia. El artículo 12 disponía cierto grado de libertad religiosa para los súbditos ingleses y curiosamente fue el más comentado y también el más resistido en ciertas zonas del interior.
16) ARNOLDO CANCLINI, Génesis y significado de los primeros grupos protestantes en Buenos Aires, en VI Congreso Internacional de Historia de América, Academia Nacional de la Historia, Bs. As., 1982, T. VI, p. 43.
17) ANTONIO PEREZ AMUCHASTEGUI, op. cit., T. III, p. 262.
18) Ibídem, p. LX.
19) Ibídem.
20) ARNOLDO CANCLINI, op. cit., p. 46.
21) MANUEL GALVEZ, op. cit., p. 500.
22) Ibídem.
23) En 1883 el historiador Adolfo Carranza publicaba las desconocidas cartas de Salvador María del Carril y Juan cruz Varela a Lavalle, aconsejándole la “fusilación” del gobernador Dorrego. Años antes de morir, Juan Manuel de Rosas hace referencia a otra carta de Julián Segundo de Agüero, cuyo texto no fue publicado por Carranza ni se encuentra entre los papeles de Lavalle.
24) NESTOR LUIS MONTEZANTI, Rosas y el terror, Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 43, Bs. As., 1996, p. 22.
25) Rivera Indarte posee tanto talento periodístico como falta de escrúpulos para calumniar. Este escritor, que años atrás robara la corona de la Virgen de las Mercedes, que fuera expulsado de la Universidad por ladrón de libros; hombre de costumbres sospechosas e hipócrita redomado, carece en absoluto de autoridad (MANUEL GALVEZ, op. cit., p. 424).
26) Ibídem., p. 444.
27) JOSE MARIA ROSA, El revisionismo..., p. 89.
28) En 1873 el exiliado Restaurador se descarga afirmando: “Si he cometido errores –no hay hombre que no los cometa- sólo yo soy responsable. Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar un cuadernito, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades: es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación de un país.”
29) En las jornadas previas a la Revolución de los restauradores, se despierta la pasión política que estaba escondida en doña Encarnación, aumentada por el contagio de la pasión de todos que brota en cada hogar de la ciudad. Desde junio de 1833 ella es el jefe de los federales netos. No consiente “el orgullo y la desfachatez insufrible” de sus enemigos.
30) MANUEL GALVEZ, op. cit., p. 243.
31) MARIA SAENZ QUESADA, Mujeres de Rosas, Edit. Planeta, Bs. As., 1991, p. 73.
32) MANUEL GALVEZ, op. cit., p. 204.
33) MARIA SAENZ QUESADA, op. cit., p. 122.
34) PACHO O’DONNELL, op. cit., 235.
35) OLGA FERNANDEZ LATOUR DE BOTAS, Periódicos femeninos de Buenos Aires. Contribución a su estudio, en VI Congreso Internacional de Historia de América, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, T. VI, p. 136.
36) Ibídem.
37)MARIA SAENZ QUESADA, op. cit., p. 78.

Fuente

Revista Persona.Revista Electrónica de Derechos Existenciales n° 4, Abril 2002, http://www.revistapersona.com.ar/

sábado, 4 de julio de 2009

Algunas Opiniones sobre el Restaurador...


Algunas opiniones sobre don Juan Manuel de Rosas

Gentileza de Julio Otaño

DON JUAN MANUEL DE ROSAS (1793-1877)


ROSAS, FRENTE A LAS PASIONES Por Félix Luna
Frente a la tesis antirrosista de los liberales y la tesis rosista de los nacionalistas, tenía que surgir una síntesis que afirmara lo positivo de uno y otro término. Ahora empezamos a ver a Rosas como un protagonista normal de nuestro pasado, como un gobernante que vivió tiempos duros, orilló grandes peligros con habilidad e imaginación y dejó cosas positivas para el país; Es que resulta muy difícil hacer un juicio global del Restaurador: ¿podemos juzgar a un hombre del pasado a través de criterios actuales? ¿podemos establecer el respeto que se tenía por la vida humana en esas décadas tremendas con nuestra sensibilidad de hoy? ¿Es posible entender el peligro de una disgregación nacional, hoy que tales peligros parecen impensables?. Hasta hace poco tiempo, juzgar a Rosas con benevolencia significaba, para determinados sectores liberales o marxistas aprobar el autoritarismo político, el menoscabo de la libertad, el desprecio por la vida y la dignidad del hombre. Del otro lado y contemporáneamente, enjuiciar a Rosas con severidad convertía automáticamente a quienes lo hicieran en "cipayos", "vendepatrias" y socios póstumos de aquellos argentinos que en su odio antirrosista se aliaron con los imperialismos extranjeros. En la Historia, como en la vida, nada se pierde. Rosas con su dureza, su astucia, su intransigente patriotismo, sirvió a la causa nacional. Sus adversarios, con todos los pecados y errores que se les puede achacar, aportaron algunas de las respuestas que el país exigía y que Rosas no supo darle. Entender esto significa excluir los extremismos de todo signo, para ofrecer al país las proposiciones mas positivas y trascendentes de todos los que han tenido que ver con su destino

ROSAS Y SU POLÍTICA INTEGRADORA Por Arturo Jauretche
Existe una maniobra de la historiografía oficial (liberal) que consiste en enfrentar a Rosas con sus seguidores del interior del país a mérito de un supuesto unitarismo disfrazado de rojo.. Rosas tenderá a frenar los efectos destructivos que para el interior tiene la competencia de la manufactura importada asegurando el mercado para el artesanado del interior, y sobre él la posibilidad del propio desarrollo industrial a medida que la técnica se incorpore y a eso corresponde la Ley De Aduanas. Y como no atribuye una misión providencial a los "Apóstoles del libre cambio" los ve como agentes de comercio. Así defenderá las rutas interiores y entre las primeras los ríos, llaves maestras de la época, porque es a la Nación que él dirige corresponde regular la exportación y la importación y no a las supuestas leyes económicas con que se enmascara la política imperial. La defensa de la soberanía, su resistencia a Francia e Inglaterra, así como sus relaciones con los países disgregados del tronco común tienden a unificar esa política del sistema americano, ya que no le es posible cubrir los desgarramientos producidos conscientes y deliberadamente por los unitarios que quisieron reducir el país a la pampa húmeda.

EL PLEBISCITO DE 1835: TIRANÍA O DICTADURA Por Manuel Gálvez
El plebiscito (consulta al pueblo) requerido por Rosas para asumir la SUMA DEL PODER ERA de carácter muy amplio. No sólo debería votar "la parte más sana y principal de la población"como en 1810 sino "todos y cada uno de los habitantes de la ciudad, de cualquier clase y condición que fuesen, expresen su voto`precisa y categóricamente sobre el particular" Así votaron todos los que quisieron un sufragio amplio, donde pudieron dar su opinión hasta los extranjeros domiciliados aquí, excluyéndose a la mujer, los esclavos, los niños y los extranjeros sin domicilio. Votó todo "hombre libre mayor de 20 años o menor emancipado" en un momento donde en ningún país del mundo existía una legislación así. El resultado fue aplastante: a favor de Rosas, 9720 votos. En contra 8. El 99% del electorado estuvo por la concesión de todo el poder. La Legislatura así lo ratificó. ¿Es esto una TIRANÍA? Como durante mucho tiempo se sostuvo: Los griegos, quienes crearon el término encuentran 3 elementos típicos de la tiranía: la ayuda del extranjero para subir al poder; la presión tributaria para oprimir a sus súbditos y atacar sus propiedades y finalmente la ganancia personal, el lucro, como última finalidad. No SE DAN NINGUNA DE ESTAS CARACTERÍSTICAS, NI APARECIERON EN EL EJERCICIO DEL PODER POR PARTE DEL NUEVO GOBERNADOR FEDERAL. Los romanos creadores del derecho público habían instituido la DICTADURA en caso de peligros internos o externos, asumiendo el "Dictador" todos los poderes, absolviéndosele de rendir cuentas al cabo de su gestión......

ROSAS, UN PERSONAJE INDEFENDIBLE Por B. González Arrili
Los rosistas buscan y rebuscan documentos que puedan servir para un intento de reivindicación. Los documentos no sirven para nada... Pero los papeles de Rosas no podrán jamás librarlo de los cargos concretos que le ha formulado la historia liberal:
Fue un mal hijo: Insultó a su madre, faltó el respeto a su padre, transformó y mutiló su apellido; Fue un mal padre: No dio importancia a su hijo varón y a su hija Manuela le amargó su juventud por puro egoísmo; Fue un mal patriota: No participó en las luchas de la independencia ni en la guerra con el Brasil; Fue un cobarde: Mandó a sus generales a luchar, fue un ladrón: ya lo demostraré en poco tiempo; fue un canalla; fue un farsante; Los unitarios hicieron la Unidad argentina; Como hombre fue despreciable y como mandatario un tirano execrable. Basta de documentos, la historia ya fue escrita y no debe ser revisada y muchos menos para reivindicar a un ser miserable como Juan Manuel de Rosas.

ROSAS Por Fermín Chávez
A mi juicio la humanización de la figura de Rosas, es algo más que el fruto de una tarea cultural tendiente a derretir el mito liberal. Quien no entienda que la primera batalla entre la patria rioplatense y las fuerzas coloniales se libra entre San Martín Y Rivadavia, no podrá entender nada de lo que sucede en el país a partir de 1815, hasta el clamoroso advenimiento de Rosas, al galope de los colorados del monte, que eran la tierra enardecida. El sable de San Martín se desenvainó contra Rivadavia antes que en San Lorenzo y su destino final no fue la mano de ningún prócer "educado", sino la del Jefe gaucho que afirmó la conciencia nacional en la Vuelta de Obligado. Cuando leo las páginas más recalcitrantes de la literatura antirrosista (como Echeverría y Sarmiento), termino pensando que no pudieron equivocarse tan feo dos grandes y queridos hombres de la patria: José de San Martín Y Tomás Guido, quienes no titubearon jamás en hacer suyas la causa y las banderas de la Confederación.

ROSAS, EL GOBERNANTE Y EL HOMBRE Por Luis Soler Cañas
Como hombre, Rosas pudo tener defectos y cometer errores. Desde luego hay mucha leyenda en todo esto. Pero como gobernante, examinando fríamente los hechos, cabe reconocer que ha sido una de las más grandes figuras de nuestra historia. Autor de la Unidad Nacional, defensor de la soberanía, propulsor de la independencia económica, celoso custodio del honor y el espíritu argentinos, servidor del orden, amigo de las masas proletarias, administrador honestísimo, guardián de la paz con los indios, asombra todo lo que en favor del país (no de Buenos Aires ni de una clase social) realizó en un tiempo de grandes pasiones civiles, apetitos imperialistas, bloqueos extranjeros y guerras y rapiñas contra la Confederación Argentina. Amenazado el país por los cuatro costados, Rosas se multiplicó y con la adhesión fervorosa de su pueblo hizo verdaderos milagros. Sin embargo, no debemos caer en el endiosamiento rosista, no lo deshumanicemos como se ha querido hacer y en parte se logró con San Martín, hombre y guerrero admirable, pero no un santo.

LA GRANDEZA DE ROSAS Por Julio Irazusta
La historiografía liberal juzga su personalidad por los bufones que tuvo, o por sus hábitos gauchescos, o por su literatura. Todos esos aspectos deben ser considerados en su historia. Pero específicamente nada tienen que ver con la política, donde se debe radicar el juicio de un estadista. Juzgar a Rosas por aquellos detalles de su vida es como juzgar a Luis IV por sus amantes, o a Isabel de Inglaterra por su promiscuidad o a Victoria por su germanismo sentimental o a Federico el Grande por sus versos franceses.La obra de Rosas es política y debe ser juzgada políticamente. Fue el primer organizador de la Nación. No la organizó por medio de un congreso constituyente, procedimiento que había fracasado reiteradamente en el país sino por el método tradicional que había presidido la formación de las grandes comunidades nacionales de Europa, como Francia y España y que presidiría los procesos unificadores de Italia y Alemania inmediatamente después de la caída de Rosas. Este método consistía en nuclear, alrededor del Estado provincial más vigoroso y privilegiado, las provincias pertenecientes a la región unida por lazos geográficos, raciales, históricos y políticos que la destinaban a ser una nación. La POLÍTICA INTERNACIONAL DE ROSAS, LO MÁS IMPORTANTE DE SU ACCIÓN ES DIFÍCIL DE RESUMIR. Sus objetivos eran unificar el país, pero no en sus actuales fronteras, sino en las del antiguo virreinato del río de la Plata, menos las partes a que el país había renunciado solemnemente, Hacer respetar la soberanía por todos los estados, pequeños o grandes, hasta usar la fuerza si era necesario para ello. Recibir liberalmente a la inmigración extranjera como convenía a un país escasamente poblado. Pero sustraerla de la influencia de sus países de origen y nacionalizarla automáticamente al cabo de tres años de residencia. Los otros aspectos de su gestión: el administrador probo re infatigable, el celoso vigilante del bienestar colectivo, el amigo del pueblo, configuran a un gran político. Pero indudablemente su aspecto superlativo es su acción internacional de 20 años, sin la cual no se podría concebir la existencia de la República Argentina en su actual contorno territorial y que lo presenta como a uno de los grandes estadistas de América. Para que esa grandeza se apreciara como es debido sólo faltó que la escuela diplomática fundada por él tuviera discípulos, mientras sus vencedores estaban empeñados en demoler su obra.